La pérdida de colágeno es
el factor interno número uno que contribuye a los signos de envejecimiento notorios.
Una vez que comienza a descomponerse, la matriz intracelular pierde su rigidez y soporte estructural, dando lugar a la aparición de piel flácida y arrugas, molestias en las articulaciones, tensión en los tendones y ligamentos, y afecta los ojos, las uñas, el cabello, las encías e incluso la salud digestiva.